El ser humano evoluciona.

Podemos discutir hacia donde, podemos discutir si nos gusta el como evoluciona.

Pero es una realidad que el ser humano se mueve y cambia su estado.

La gastronomía acompaña ese cambio, se mueve, crea, prueba, mejora, empeora para algunos.

Lo que es indudable que una nueva raza está naciendo.

Esta nueva raza se perfila como una raza mas consciente, que cuida los alimentos, que se preocupa del cliente desde todas sus aristas.
Esta nueva raza investiga, viaja, innova, se anima a más. Hoy se viven debates de cómo se debe seguir adelante.

Están los que debaten si hay que cultivar la propia lechuga o comprarla lavada, si hay que comprar animales enteros, o comprar carnes porcionadas.

Yo no lo sé, personalmente hago las dos cosas, pero consiente en el lugar que las hago.

Intercambiaba opiniones con un colega que detesta la  industria de los alimentos, pero que tiene un restaurante en el microcentro financiero de la ciudad, y se quejaba de su rentabilidad y el esfuerzo que le dedicaba a la actividad.

En la evolución el hombre ha elegido caminos y con ellos ha tenido consecuencias. Hoy es un momento de elegir caminos y tomar sus consecuencias.

Hoy el ser humano no quiere hacer tareas pesadas, nací en esta profesión levantando ollas de caldo entre dos cocineros, hoy no veo ollas grandes en las cocinas.

Los cocineros se forman con menos habilidades de destreza.

• Pocos saben deshuesar un pollo con destreza y rapidez.
• Pocos son los  que dominan técnicas de cocción.
• Pocos son los que dominan la habilidad.

Hoy los hornos inteligentes, los alimentos semi-procesados, hacen que nuestros cocineros, gerentes y dueños se ocupen de otras tareas y las perfeccionen.

Las cocinas de varias partidas y sectores ya no existen. No sé si esto es bueno o malo es real.

El mismo cocinero me decía que de esta forma no íbamos a ningún lado, con estas nuevas realidades. Quizás de un aspecto utópico tenga razón, me encantaría criar mis gallinas y mi huerta, pero en su balcón y en mi barrio privado, estas tareas no se pueden llevar a cabo.

Claro está que hay huertas en los balcones que tienen tomates hacinados por el smog.

Hoy tenemos un mundo que es así, y por supuesto que podemos cambiarlo, pero no desde un balcón de un décimo piso en el corazón de una gran ciudad.

En este mundo hay cada vez más personas, que tienen menos tiempo para realizar tareas básicas, como es la cocina.
Los alquileres de locales cada vez son más costosos y cada vez más cuesta tener una extracción a los cuatro vientos.

En toda esta realidad debemos actuar  y transitar de la mejor manera posible.

La maquinas existen, los alimentos nuevos existen y mi abuela que cocinaba 6 hs al día, ya no está.