Abriendo debate, como alimentar al mundo

No se me qué ocurre que decir, hoy los debates van de cultivar una lechuga con nuestras propias manos o de comprar la misma lavada en un supermercado, llenan blogs, notas y oratorias de cocineros, por todo el mundo, compro girgolas en el productor, pero también compro girgolas en el supermercado. La bipolaridad de las elecciones tiene que ver con ritmos y formas de vida.

Claro está que a muchos nos gustan los productos recién cosechados o frescos, como puedes ser una Merluza Hubbsi, del mar argentino en Mar del Plata o de las Grutas, Provincia de Río Negro.

Pero es real que no todos tienen el tiempo para estas tareas, entonces es que aparecen las maquinas, la industria, los procesadores de alimentos y allí vienen nuevas lecciones, los alimentos de cuarta y quinta gama.

Esos alimentos que nos facilitan la vida y que facilitan la operatoria de muchos negocios gastronómicos.

Me enojan discursos que sentencian, que no es digno comprar una lechuga lavada por uno o por varios motivos, muchos de esos motivos son por el cuidado de la ecología. Pero esa misma persona despilfarra litros de agua por no ser efectivo y eficiente en dicha limpieza. La industria en cambio debe cuidar cada litro agua, cada forma de conservar esa lechuga, entonces en muchos casos la pregunta seria,

quien es más nocivo ¿el individuo o la industria?

Y antes de que fundamentalistas de uno y otro bando me ataquen, les comparto y les digo que ambos pueden ser buenos o malos no dependiendo de su génesis, sino de su forma de hacer.

Se puede demonizar a la industria o al individuo, lo correcto sería juzgar los procesos y calidades de una misma forma amplia e integral, quiero entonces compartir que participo de ambos mundos sin juzgar ni demonizar ambos, los pongo en un criterio amplio y circunscriptos al lugar que ocupan; una lechuga lavada con el agua justa, una proteína cocida con la menor cantidad de energía, o un arroz cosechado con eficiencia y controles producción de sanitarios.

Podemos mejorar al mundo, pero quizás sea difícil en nuestras formas de vida volver atrás, con ironía digo: a veces quien critica una forma de producción de alimentos es quien derrocha energía y dinero, y adhiere a una práctica de producción donde comparan tecnología de última generación (Smartphones, Computadoras) que dejan una huella de carbono de niveles incomprensibles.

Termino esta reflexión preguntándome a mí mismo a que idea cada uno desea adherir.